EL ORIGEN DEL MAL Y LA CAÍDA DE LUCIFER

“Dios es amor”. Su naturaleza, su ley, su gobierno, su trato con la humanidad, y cada una de sus manifestaciones son expresiones de su amor. 1 Juan 4:16. Y el amor de Dios es asociado con otras calidades de su carácter. Ver el capítulo I. Entonces, ¿cómo permitió Dios que se originara el mal? Todos los seres inteligentes tienen una conciencia moral que fue creada libre para elegir entre la obediencia o la desobediencia a los grandes principios de verdad, justicia y amor. Lucifer (que significa “portaluz”), uno de los querubines más exaltados, empleó mal su libertad de elección. Deuteronomio 30:19; Gálatas 6:7, 8. Éste fue el principio de la gran rebelión en el cielo. Lucifer se convirtió en Satanás (en hebreo, Shatan, que significa “adversario”). Él rechazó la ley de Dios a través de la exaltación propia, el engaño, la mentira y el homicidio. Ezequiel 28:13–15, 17; Isaías 14:12–14; Apocalipsis 12:7, 8; Juan 8:44 (compárese con 1 Juan 3:15).

Cuando Satanás y sus ángeles fueron expulsados del cielo, establecieron su morada en esta tierra, donde continuaron la obra de rebelión al rendirse nuestros primeros padres ante él. Apocalipsis 12:9, 12, 13; Job 1:6, 7; 1 Pedro 5:8; 2 Pedro 2:4; Judas 6 (compárese con Mateo 8:29); Génesis 3:1–15 (compárese con Romanos 5:12). Satanás afirma falsamente que esta tierra, con todo lo que hay en ella, le pertenece. Él se tornó el “dios” y “príncipe de este mundo”, no por derecho, sino por usurpación. Lucas 4:5, 6; 2 Corintios 4:4; Juan 12:31; 1 Juan 5:19. La victoria final de Cristo sobre Satanás fue obtenida en el Jardín de Getsemaní y sobre la cruz. Juan 14:30; 16:11; Hebreos 2:14, 15. Como resultado de la victoria de Cristo, nosotros también podemos vencer. 1 Corintios 15:57; Santiago 4:7, 8; Apocalipsis 12:11. Durante el milenio (1000 años), Satanás estará atado en esta tierra por una cadena de circunstancias, y al final del milenio será liberado junto con sus seguidores durante un corto tiempo, y entonces será finalmente destruido, y no quedará raíz ni rama. Apocalipsis 20:1–3, 7–10; Malaquías 4:1, 3; Isaías 14:15–20; Ezequiel 28:16, 18, 19.

El origen del mal y la caída de Lucifer ¿Dónde y cómo se originó el pecado?

“El plan de nuestra redención no fue una reflexión ulterior, formulada después de la caída de Adán. Fue una revelación ‘del misterio que por tiempos eternos fue guardado en silencio’ (Romanos 16:25). Fue una manifestación de los principios que desde edades eternas habían sido el fundamento del trono de Dios. Desde el principio, Dios y Cristo sabían de la apostasía de Satanás y de la caída del hombre seducido por el apóstata. Dios no ordenó que el pecado existiese, sino que previó su existencia, e hizo provisión para hacer frente a la terrible emergencia. Tan grande fué su amor por el mundo, que se comprometió a dar a su Hijo unigénito ‘para que todo aquel que en él crea, no se pierda, mas tenga vida eterna’ (Juan 3:16)”.—El Deseado de Todas las Gentes, págs. 13, 14.

“El pecado se originó en aquel que, después de Cristo, había sido el más honrado por Dios y que era el más exaltado en poder y en gloria entre los habitantes del cielo. Lucifer, el ‘hijo de la mañana’, era el principal de los querubines cubridores, santo e inmaculado. Estaba en la presencia del gran Creador, y los incesantes rayos de gloria que envolvían al Dios eterno, caían sobre él”.—Patriarcas y Profetas, pág. 13.

Satanás pone los siguientes interrogantes en las mentes de los infieles: Si Dios sabía que nuestros primeros padres caerían en la tentación, ¿por qué los creó? O por el contrario,¿por qué no creó a un hombre y a una mujer diferentes, que no sucumbieran a la tentación? Pero no hace las mismas preguntas acerca de sí mismo, ya que él es el autor del pecado, y tentó a Adán y Eva para transgredir la orden de Dios. El origen del pecado es un misterio para nosotros. Deuteronomio 29:29.

“Millares de personas repiten hoy la misma rebelde queja contra Dios. No comprenden que al quitarle al hombre la libertad de elegir, le roban su prerrogativa como ser racional y le convierten en un mero autómata. No es el propósito de Dios forzar la voluntad de nadie. El hombre fué creado moralmente libre. Como los habitantes de todos los otros mundos, debe ser sometido a la prueba de la obediencia; pero nunca se le coloca en una situación en la cual se halle obligado a ceder al mal. No puede sobrevenirle tentación o prueba alguna que no sea capaz de resistir. Dios tomó medidas tales, que nunca tuvo el hombre que ser necesariamente derrotado en su conflicto con Satanás”.— Ídem, págs. 342, 343.

“Como la ley de amor era el fundamento del gobierno de Dios, la dicha de todos los seres creados dependía de su perfecta armonía con los grandes principios de justicia. Dios quiere que todas sus criaturas le rindan un servicio de amor y un homenaje que provenga de la apreciación inteligente de su carácter. No le agrada la sumisión forzosa, y da a todos libertad para que le sirvan voluntariamente.

“Pero hubo un ser que prefirió pervertir esta libertad. El pecado nació en [Lucifer] que, después de Cristo, había sido el más honrado por Dios y el más exaltado en honor y gloria entre los habitantes del cielo”.—El Conflicto de los Siglos, pág. 547.

“Cuando se renovó el conflicto en la tierra, Satanás volvió a ganar una aparente ventaja. Por la transgresión, el hombre llegó a ser su cautivo, y el reino del hombre cayó en manos del jefe de los rebeldes. Pareció que Satanás tendría libertad para establecer un reino independiente y para desafiar la autoridad de Dios y de su Hijo”.—Patriarcas y Profetas, pág. 342.

“En el momento en que el pecado se había convertido en una ciencia, cuando la hostilidad del hombre contra el cielo era más violenta; cuando la rebelión parecía enraizarse profundamente en el corazón humano; cuando el vicio se había consagrado como una parte de la religión; cuando Satanás se regocijaba en la idea de que había llevado a los hombres a un estado de maldad tan grande que Dios destruiría el mundo, Jesús fue enviado al mundo, no para condenarlo, sino, ¡oh maravillosa gracia! para salvarlo. Los mundos no caídos miraron con intenso interés para ver a Jehová levantarse y destruir a los habitantes de la tierra, y Satanás se jactó que si Dios hiciera esto, él consumaría sus planes y se aseguraría la lealtad de los mundos no caídos. Tenía los argumentos listos para echar la culpa sobre Dios, y para extender su rebelión a los mundos ya citados; pero ante esta crisis, en lugar de destruir el mundo, Dios envió a su Hijo para que lo salvara”.—The Signs of the Times, 5 de febrero de 1894.“¿Por qué no se suprimió la existencia de Satanás al comienzo mismo de su rebelión? Para que el universo se convenciese de la justicia de Dios en su trato con el mal; para que el pecado recibiese condenación eterna”.—La Educación, pág. 297.