LA IGLESIA DE DIOS
Durante el tiempo del fin, una obra especial de sellamiento comenzó con la proclamación del evangelio eterno tal como está revelado en el triple mensaje angélico. Apocalipsis 14:6–12. Ciento cuarenta y cuatro mil siervos de Dios son sellados con el sello del Dios vivo en sus frentes. Apocalipsis 7:1–4; 14:1 (compárese con Éxodo 34:5–7). Los que permiten que el Espíritu Santo les guíe a toda verdad reciben el sello de Dios (Juan 16:13; 2 Corintios 1:21, 22; Efesios 1:13), que es una señal de reconocimiento (Ezequiel 20:20; 2 Timoteo 2:19).
Todos los creyentes fieles que han muerto en la fe del mensaje del tercer ángel, guardando el sábado, son parte de los 144.000 y resurgirán en una resurrección especial antes de la venida de Cristo. Apocalipsis 14:13; Daniel 12:2. En ocasión de su venida éstos estarán entre los santos vivos.
Como el carácter de Dios, revelado en su ley, es grabado en sus corazones por el Espíritu Santo, son santificados en la verdad. Isaías 8:16; Jeremías 31:33; 2 Corintios 3:3; 2 Tesalonicenses 2:13; Juan 17:17 (compárese con Salmo 119:142). Cuando se reúnen todas estas condiciones, entonces la observancia del sábado es una señal de santificación, así como una señal de distinción. Nos identifica como los adoradores del verdadero Dios y nos distingue de los hijos de desobediencia. Ezequiel 20:12, 20; Éxodo 31:16–18; Ezequiel 9:4–6.
La marca de la bestia es una falsificación del sello de Dios. Dos poderes principales apóstatas religioso– políticos (Apocalipsis 13:3, 4, 8, 11–17) están a punto de controlar el así llamado mundo cristiano con leyes hechas por el hombre en conflicto con la ley de Dios. Entonces los que obedecen a Dios sufrirán feroz persecución (la ira del dragón). Por otro lado, los que desobedecen a Dios recibirán la marca de la bestia (falso sábado–domingo), y junto con la bestia, sufrirán las consecuencias de su elección en las siete postreras plagas (la ira de Dios). Apocalipsis 14:9–11; 15:1; 16:1, 2, 10, 11.
Una comparación entre Apocalipsis 6:12–17 y Apocalipsis 14:14–16 (compárese con Mateo 13:39) revela que el mensaje del sellamiento, que incluye una amonestación contra la marca de la bestia, pertenece al tiempo del fin. Comenzó en 1844.
Para mayor información, consúltese el libro The Sealing of God’s People (El Sellamiento del Pueblo de Dios).
El Sello del Dios viviente
“¿Qué es el sello del Dios viviente que se coloca en las frentes de los suyos? Es una marca que pueden leer los ángeles, pero no los ojos humanos, pues el ángel destructor debe ver esa marca de redención. La mente inteligente ha visto la señal de la cruz del Calvario en los hijos y las hijas que el Señor ha adoptado. Queda eliminado el pecado de la transgresión de la ley de Dios. Tienen puestos los vestidos de bodas, y son obedientes y fieles a todos los mandatos de Dios”.— Comentario Bíblico ASD [Comentarios de Elena G. de White], tomo 7, pág. 980.
“El sábado será la gran piedra de toque de la lealtad; pues es el punto especialmente controvertido. Cuando esta piedra de toque les sea aplicada finalmente a los hombres, entonces se trazará la línea de demarcación entre los que sirven a Dios y los que no le sirven. Mientras la observancia del falso día de reposo (domingo), en obedecimiento a la ley del estado y en oposición al cuarto mandamiento, será una declaración de obediencia a un poder que está en oposición a Dios, la observancia del verdadero día de reposo (sábado), en obediencia a la ley de Dios, será señal evidente de la lealtad al Creador. Mientras que una clase de personas, al aceptar el signo de la sumisión a los poderes del mundo, recibe la marca de la bestia, la otra, por haber escogido el signo de obediencia a la autoridad divina, recibirá el sello de Dios”.—El Conflicto de los Siglos, pág. 663.
“Sólo los que reciban el sello del Dios viviente tendrán el pasaporte para pasar por los portales de la santa ciudad”.—Comentario Bíblico ASD [Comentarios de Elena G. de White], tomo 7, pág. 981.
“Cristo, sólo Cristo y su justicia, obtendrán para nosotros un pasaporte para el cielo”.—Eventos de los Últimos días, pág. 287.
“Un ángel con tintero de escribano en la cintura regresó de la tierra y comunicó a Jesús que había cumplido su encargo, quedando sellados y numerados los santos”.—Primeros Escritos, pág. 279.
“Esforcémonos con todo el poder que Dios nos ha dado para estar entre los ciento cuarenta y cuatro mil”.— Comentario Bíblico ASD [Comentarios de Elena G. de White], tomo 7, pág. 981.
La Marca de la Bestia
“Si la luz de la verdad ha sido presentada a vosotros, revelando el día de reposo del cuarto mandamiento y mostrando que en la Palabra de Dios no hay ningún fundamento para la observancia del domingo, y sin embargo os aferráis al falso día de reposo negándoos a santificar el día de reposo que Dios llama ‘mi día santo’, recibís la marca de la bestia.¿Cuándo ocurre esto? Cuando obedecéis el decreto que os ordena dejar de trabajar en domingo y adorar a Dios, sabiendo que no hay en la Biblia una sola palabra que muestre que el domingo sea algo más que un día común de trabajo, consentís en recibir la marca de la bestia y rechazáis el sello de Dios”.—Comentario Bíblico ASD [Comentarios de Elena G. de White], tomo 7, págs. 990, 991.
“Hay cristianos verdaderos en todas las iglesias, sin exceptuar la comunidad católica romana. Nadie es condenado hasta que haya tenido la luz y haya visto la obligación del cuarto mandamiento. Pero cuando se ponga en vigencia el decreto que ordena falsificar el sábado, y el fuerte clamor del tercer ángel amoneste a los hombres contra la adoración de la bestia y su imagen, se trazará claramente la línea entre lo falso y lo verdadero. Entonces los que continúen aún en transgresión recibirán la marca de la bestia”.—El Evangelismo, pág. 174.
“Pero los cristianos de las generaciones pasadas observaron el domingo creyendo guardar así el día de descanso bíblico; y ahora hay verdaderos cristianos en todas las iglesias, sin exceptuar la católica romana, que creen honradamente que el domingo es el día de reposo divinamente instituído. Dios acepta su sinceridad de propósito y su integridad. Pero cuando la observancia del domingo sea impuesta por la ley, y que el mundo sea ilustrado respecto a la obligación del verdadero día de descanso, entonces el que transgrediere el mandamiento de Dios para obedecer un precepto que no tiene mayor autoridad que la de Roma, honrará con ello al papado por encima de Dios: rendirá homenaje a Roma y al poder que impone la institución establecida por Roma: adorará la bestia y su imagen. Cuando los hombres rechacen entonces la institución que Dios declaró ser el signo de su autoridad, y honren en su lugar lo que Roma escogió como signo de su supremacía, ellos aceptarán de hecho el signo de la sumisión a Roma, ‘la marca de la bestia’. Y sólo cuando la cuestión haya sido expuesta así a las claras ante los hombres, y ellos hayan sido llamados a escoger entre los mandamientos de Dios y los mandamientos de los hombres, será cuando los que perseveren en la transgresión recibirán ‘la marca de la bestia’ ”.—El Conflicto de los Siglos, págs. 502, 503.
Una Resurrección Especial
“Los sepulcros se abren y ‘muchos de los que duermen en el polvo de la tierra serán despertados, unos para vida eterna, y otros para vergüenza y confusión perpetua’ (Daniel 12:2). Todos los que murieron en la fe del mensaje del tercer ángel, salen glorificados de la tumba, para oir el pacto de paz que Dios hace con los que guardaron su ley. ‘Los que le traspasaron’ (Apocalipsis 1:7), los que se mofaron y se rieron de la agonía de Cristo y los enemigos más acérrimos de su verdad y de su pueblo, son resucitados para mirarle en su gloria y para ver el honor con que serán recompensados los fieles y obedientes”.—Ídem, pág. 695.
“Desde el cielo se oye la voz de Dios que proclama el día y la hora de la venida de Jesús, y promulga a su pueblo el pacto eterno”.—Ídem, pág. 698.“Pronto oímos la voz de Dios, semejante al ruido de muchas aguas, que nos anunció el día y la hora de la venida de Jesús. Los 144.000 santos vivientes reconocieron y entendieron la voz; pero los malvados se figuraron que era fragor de truenos y de terremoto”.—Primeros Escritos, pág. 15.